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Tuesday, April 20, 2010

Sleeping Beauty: Memorial Photography in America (colección de fotos post mortem)

Esta foto ha sido bajada de Internet y es parte del libro Sleeping Beauty.


Las fotos en las tumbas antiguas, siempre fueron objeto de mi curiosidad. Me llamaba la atención ver cómo al difunto se lo exhibe bien, tal vez sonriente, con moño y traje, peinado prolijamente. Ese cuidado por mostrar al muerto con un aspecto saludable, muchas veces es arruinado en el contexto de una tumba abandonada. Y esto es lo que más me impresionaba, las flores de plástico cubiertas de tierra, los mármoles corroídos por el tiempo, las telarañas.
A mi padre, las fotos le traían recuerdos, y las pocas veces que iba al cementerio, solía caminar entre las tumbas y ver quiénes de sus conocidos habían fallecido sin que él se enterara. Y allí quedaba, murmurando, ante cada encuentro, sorprendido a veces, otras resignado, hasta que le tirábamos de la manga y le pedíamos regresar a casa.
Porque muchos años atrás, no era sencillo dar aviso de un fallecimiento. Siendo la mortandad infantil muy elevada, muchas familias no tenían el tiempo necesario para conservar recuerdos de sus seres queridos, considerando que la fotografía era un lujo extremadamente caro, que se reservaba a una foto familiar y otras de cada difunto.

Fotografía bajada de Internet.

Fotografía de Wikipedia
No he conocido de esta costumbre en Argentina, al menos no en mi familia, pero la fotografía Post-mortem, también llamada retratos memoriales (memorial portraiture), y en Norteamérica memento mori, fue muy habitual en Europa y en Estados Unidos, especialmente en la época victoriana.
La invención del daguerrotipo en 1839, permitió que las familias de clase media pudieran participar de dichas sesiones fotográficas. Las distancias entre familiares, originaron la ¨carte de visite,¨ múltiples impresiones logradas a partir de un solo negativo que luego se enviaban a los allegados por correo. Así, de alguna manera se participaba virtualmente del funeral.
Algunos se empeñaban en dar un carácter de vida a la imagen del difunto, ya sea rodeándolo de objetos de uso diario (por ejemplo, un niño con un juguete; un señor con un diario en sus manos), o pintando pupilas en la impresión fotográfica, y coloreando las mejillas en tonos rosados.
Ésta práctica famosa del SXIX, al día de hoy se ve de mal gusto, morbosa, y la gente suele no comprender que se basó en el amor al difunto y las ansias de tener un souvenir que tal vez, en el caso de los niños, fuera el único. Las fotos post mortem se realizan aún en Europa Oriental, y en Occidente, el tema ha tomado un giro estético. Muchos periodistas han hecho de ellas un arte, y hay quienes se especializan en retratar niños recién nacidos, sin vida o con pocos días de vida, generalmente a pedido de sus padres.
Hay varios libros de colecciones de fotos post mortem, pero el más famoso es el del Doctor Stanley Burns (EEUU), cuyo libro ¨Sleeping Beauty: Memorial Photography in America¨ se vende desde 200U$S usado, hasta U$S 2000; no estoy segura si es porque se ha dejado de editar, por sus explicaciones históricas, o tal vez porque esté relacionado con la serie televisiva ¨Death in America, A Chronological History of Illness and Death¨ (con aproximadamente 45 millones de espectadores), producida por Stanley Burns y Debra McFadden.
Los archivos Burns (The Burns Archive) cuentan con más de 500000 imágenes históricas, con especialización en memento mori y fotografías médicas.

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