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Saturday, April 10, 2010

La antropofagia en los discursos coloniales. Por Mariano Dubin


Si bien, práctica aberrante, pocos tienen en cuenta que la antropofagia practicada por las tribus indígenas estaba atada a cuestiones religiosas y creencias. Comer al enemigo implicaba absorber su poderío, su fuerza. 
Estos textos que reproduzco, son parte de un excelente artículo de Mariano Dubin, para la revista española de estudios literarios Espéculo.

¨La antropofagia de los indios americanos fue un tema recurrente en la literatura colonial. A través de ella se construyo un tipo de representación sobre el indio. Este topos puede ser iniciado con el mismo Colón, que en sus Diarios la describe como usual entre los indios antillanos. En la “carta de Jamaica”, que data de 1503, anuncia que una de las características de los indios caribes es la antropofagia. Esta apreciación, sin embargo, ha sido puesta en duda. Distintos autores han considerado que no hay pruebas contundentes para afirmar que los Caribes fuesen caníbales. En cambio sí se poseen pruebas fehacientes de las filantrópicas maneras de comunicación que implementó Colón con los indios. En caso que el conquistador considerara que los indios merecían un castigo ordenaba que les cortasen las narices, las manos o las orejas. Estas flagelaciones están enraizados con su discurso sobre los indios: hombres - en caso que alcanzasen el estadio de hombre ya que suele en sus Diarios ubicarlos al ras de la Naturaleza- que carecen de cultura, lengua, ley y religión.
La antropofagia fue también uno de los temas tratados en la discusión que confrontó a mediados del siglo XVI a Juan Ginés de Sepúlveda con Bartolomé de Las Casas. Los dos pensadores cruzaron opiniones acerca de la naturaleza del indio y, principalmente, de la legitimidad de la Corona española para conquistar y gobernar a los mismos. Sepúlveda aseguraba que la guerra hacia los indios era justa. Su idea central, basada en la lectura de la Política de Aristóteles, era que por naturaleza había hombres destinados a mandar y otros a obedecer. Los indios, visiblemente, estaban destinados a obedecer. En su obra Democrates alter (1547) ejecuta cuatro razones que justifican dicha guerra. La segunda razón es desterrar el crimen de comer carne humana. De esta misma manera ya se había expresado Francisco de Vitoria en De templanza (1538) cuando justificó la intervención militar y gubernativa sobre Las Indias por la antropofagia de los originarios. Aseguraba, siendo crédulo él o crédulo el lector, que no era para condenar la antropofagia sino para proteger a los inocentes de tales prácticas.
Las opiniones vertidas por Sepúlveda en otras esferas de la conducta indígena no eran más condescendientes. Citemos a su escrito “Del reino y los deberes del rey”, donde hace examen de los indios:
“… son más bárbaros de lo que uno se imagina, pues carecen de todo conocimiento de las letras, desconocen el uso del dinero, van casi siempre desnudos, hasta las mujeres, y llevan fardos sobre sus espaldas y en los hombros, como animales (…) aquí están las pruebas de su vida salvaje, parecida a la de los animales: sus sacrificios execrables y prodigiosos de víctimas humanas a los demonios; el que coman carne humana; que entierren vivas a las mujeres de los jefes con sus maridos muertos, y otros crímenes semejantes.” (Castro-Klarén, 1997:167)
Bartolomé de Las Casas, en cambio, postuló la imposibilidad de encontrar argumentos válidos a la intervención sobre los originarios. No había motivo alguno que justificase la imposición de un nuevo príncipe a un pueblo que no lo avalaba. Elabora una audaz justificación de los sacrificios humanos con ejemplos bíblicos. En el Antiguo testamento, desarrolla, Dios ordena a Abraham a inmolar a su único hijo, Isaac. También, finalmente, el mismo Jesús había sido sacrificado por el Dios padre. Acerca del canibalismo retoma el caso de unos españoles que impulsados por la imperante necesidad se habían comido el muslo y el hígado de unos compatriotas.
En estos últimos tres autores el tema del indio queda supeditado a la aceptación o no de la legítima intervención de la corona española sobre los indios. Tanto Vitoria como Sepúlveda son de la opinión resuelta de que sí. En cambio, Las Casas piensa que la relación de la corona con los indios se debe dar por el consentimiento libre de estos últimos. Así lo desarrolla en su tratado de las doce dudas (1566.)¨

Mariano Dubin.  El indio, la antropofagia y el Manifiesto Antropófago de Oswald de Andrade. Para Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid
http://www.ucm.es/info/especulo/numero44/manantro.html

3 comments:

  1. Myriam, acabo de encontrar este artículo mío; te agradezco que lo hayas subido. Cariños, Mariano.-

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  2. Estimado Mariano, no tenés nada que agradecerme, leí tu artículo completo, y sé bien que publicaste más, este es excelente. El placer ha sido mío,
    un abrazo, y felicitaciones,
    Myriam

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  3. Olvidé decirte, el libro de Bartolomé de las Casas, lo iba leyendo en el subte en Buenos Aires, no lo tengo conmigo ahora, está en casa de mis padres, entre mis 40 cajas de libros.

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